25.9.06

La información es una arma de doble filo

A raíz de lo sucedido con las declaraciones que hizo el Papa en las que relacionó el Islam con la violencia y la reacción de ira que ha suscitado en gran parte del mundo musulmán, creo oportuno reflexionar sobre los cambios surgidos de la revolución informativa y tecnológica de la actual globalización.

Situémonos a finales del siglo XV, por ejemplo, y observemos la biografía del Papa Sixto IV. Según wikipedia, incurrió en nepotismo, desató una guerra de dos años contra Florencia, indujo y ayudó a Venecia a atacar Ferrara, permitió la Inquisición española, y la misma iglesia ha reconocido que la suya fue una época de vicios y excesos (se dice que Sixto IV estuvo a punto de legalizar la sodomía que fue el padre del hijo de su hermana o que agonizando antes de morir, pidió "jugo de hombres jóvenes").

Da igual Sixto IV que otro. Una vida llena de excesos como cualquier otra, pero que nos sirve aquí como ejemplo de los profundos cambios vividos en el mundo desde entonces. Que hubiera pasado si Sixto IV hubiera tenido que lidiar con la inmediatez informativa y la omnipresencia de los medios de comunicación. Ciertamente, el auge de la llamada sociedad de la información combinada con la actual revolución tecnológica permiten que cualquier echo sucedido a miles de kilómetros de nuestras casas se cuele, al instante, por la pantalla de nuestro televisor o ordenador.

Si bien queda claro la mejoría que la humanidad ha experimentado en éste aspecto (nadie lo discute), también tenemos que reconocer los potenciales riesgos que conlleva la actual sobre información. El acceso inmediato a toda la información PUEDE llegar a ser la mejor opción contra la censura y las dictaduras de conciencia, pero siempre en el caso de ser ejercitada de formar libre. Queda mucho camino en este trayecto, pero al menos la revolución tecnológica nos está permitiendo un considerable atajo.

Ahora bien, además de la libertad, el acceso a la información también requiere de grandes dosis de responsabilidad. Responsabilidad entendida como la capacidad de comprender y tener en cuenta quienes son los potenciales receptores de esta información (o sea, todo el mundo). Las diferentes realidades históricas, los distintos bagajes culturales, la religión, el pasado y la actualidad...Con esto no quiero decir que los medios de comunicación y los periodistas tengan que estar todo el día pendientes de las posibles reacciones de grupos minoritarios y extremistas (siguiendo al polémica del Papa). O que se tengan que callar cosas sólo para contentar a otros.

Pero, a veces, sí se nota muy poca capacidad de empatía y demasiada voluntad de generar titulares impactantes. La información es una arma de doble filo. Puede generar libertad pero también puede generar odio.

Como con anteriores revoluciones o avances técnicos, tendremos que reeducar nuestras mentes y adaptarnos a la nueva realidad.

1 comentario:

Fernando Díaz | elsituacionista dijo...

La Revolución Tecnológica ha traido consigo, como todas las revoluciones, un ímpetu reaccionario. Esta vez protagonizado por la Comunicación, o lo que es lo mismo, cómo manejar la Revolución Tecnológica para que se vea sólo aquello que queremos mostrar. Me temo que en esta era de la comunicación ningún Papa pediría fluidos de hombres jóvenes... o al menos no trascendería.

Buen blog, una lástima que no actualices más a menudo.

Y gracias por el enlace a El Señor Kurtz. Enlazaré el tuyo en La Situación del Espectáculo.

Un salido.